martes, 6 de abril de 2010

Sentimientos y frio.

Llegué a Dinamarca, Escandinavia. Por escandinavo no se es frio por que se es frio. Llegué un …de febrero. Tirando de más equipaje del que dos personas deberian llevar, me arrastre hacia la vía del metro que me llevaba a ver a mis amigos. Por el camino la ventana del vagón me descubrió una ciudad llena de invierno, no se parecía en nada a la que meses antes había conocido, recién nacida toda en verde. Ahora era toda blanca.
Cuando llegue la primera vez, durante los meses de primavera, avisada estaba del carácter insólitamente frio de los daneses para un espécimen de sangre latina, como yo. Es verdad, que no había pensado en esos meses, como aquel pueblo compuesto por todo tipo de personas, había adquirido la categoría de frio. No son espectros caminando alrededor mía sin sentimientos, no están emocionalmente abotagados…es que no se pueden reír. Con mis amigos Jose y Fiorella, españoles residentes allí, fui a ver al dia siguiente de mi llegada un piso a la ciudad. Iba cargada de anécdotas y cada cosa que veía saltaba a mi mente como pensamiento preparado para compartir, pero al cabo de un rato e empecé a aburrir de intentar hablar, no podía articular bien, era como tener la cara borracha. El frio tiene además un efecto atonte , al llegar a la casa me sentía y me siento aun hoy, mucha veces mareada, posiblemente lo estaba en la calle también pero estaba tan en mi misma que no prestaba atención a la percepción ligeramente extraña del rededor. Pobres escandinavos, no son genéticamente incapaces de emociones, es que pasan mucho frio fuera de casa.

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